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El odio anti-asiático se vuelca contra las mujeres

Las mujeres asiático-americanas están sufriendo una nueva ola de ataques violentos relacionados con el odio.


Entre marzo de 2020 y diciembre de 2021, el portal web Stop AAPI Hate (“Detengan el Odio contra los Asiático-Americanos y de las Islas del Pacífico”) registró 10.905 denuncias de incidentes de odio. Las mujeres, especialmente las de edad avanzada, fueron el objetivo en la mayoría de los casos. 16% de estos llegaron a la violencia física.


Esta situación vio su peor tragedia el 16 de marzo de 2021, cuando un hombre asesinó a ocho personas en Atlanta, Georgia, dentro de tres comercios de origen asiático. Seis de los fallecidos eran mujeres asiático-americanas.



Pexels-Karolina Grabowska


Adicionalmente, una encuesta realizada por el Foro Nacional de Mujeres Americanas de Asia y el Pacífico había concluido que el 70 por ciento de las mujeres asiático-americanas encuestadas experimentaron algún nivel de acoso o discriminación racial entre junio de 2019 y enero de 2021.


¿Se puede hacer algo para frenar y revertir esta escalada? Sin duda, reconocerla es el primer paso para diagnosticar y remediar.





¿Qué sucede?





Pero a no engañarse: las mujeres asiáticas en Estados Unidos sufrieron discriminación y odio mucho antes de la pandemia. Así lo afirmó Sung Yeon Choimorrow, Directora Ejecutiva del Foro Nacional de Mujeres Americanas de Asia y el Pacífico. Para ella, “Las mujeres asiáticas han sido históricamente retratadas de una manera excesivamente sexista”. Esto las convierte en víctimas de acoso sexual, entre otras agresiones.


La vocera recuerda que han sido representadas como sumisas. Cree que términos como "geisha", o "flor de loto" son una forma de hipersexualizar a las mujeres asiáticas, propiciando el acoso sexual y de otro tipo.


Sin embargo, sí subraya que la retórica culpando a China y a los chinos de haber iniciado el virus, puede haber aumentado drásticamente la incidencia del odio contra los asiático-americanos. “Somos objeto de odio por nuestra raza y nuestro sexo”, denuncia.


Sasanna Yee es oradora y profesora de yoga. Vivió una experiencia personal devastadora, cuando su abuela fue agredida físicamente en el barrio donde Sasanna creció y aún vive, Visitacion Valley de San Francisco, California. El agresor tenía 17 años y la víctima Yik Oi Huang, 89.


“El golpe le afectó el cerebro. Cayó de bruces, con las costillas rotas. Quedó muy mal”, relata. Ocurrió en 2019. La dama finalmente falleció en 2020, como consecuencia de unas heridas de las que jamás se recuperó.


Sin embargo, la reflexión de la vocera se dirige a quien agredió fatalmente a su abuela. “¿Qué le pasó a este joven para que hiciera algo así? Debe estar sufriendo mucho, lo sé porque cuando tengo dolor, también hago daño a la gente", cuenta tras haber dejado atrás su desconcierto y su rabia.





¿Optimismo hacia el futuro?





¿Qué pueden hacer los grupos étnicos asiáticos para protegerse? Marita Etcubañez, Directora Principal de Iniciativas Estratégicas, Asian Americans Advancing Justice, llamó a invertir más en la comunidad para frenar el odio antiasiático.


Según ella, esta inversión debería ir dirigida a servicios sociales, a mejorar la educación y a crear mejor las condiciones, “para que nuestra gente y las generaciones futuras no solamente se sientan seguras, sino que además prosperen”.


En cuanto a la educación y la concientización, afirma que existe más gente dispuesta a ayudar, para que todos comprendan el daño del discurso y el comportamiento racista. Ejemplifica con la puesta en marcha, en 2020, del Asian American Commonwealth Center. Agrega que el curso de formación gratuita Bystander Intervention Training ha formado a unas 150 mil personas en múltiples sucursales de todo Estados Unidos.



Pexels-Karolina Grabowska


También califica como una victoria la aprobación de la Ley de Delitos de Odio COVID-19, un proyecto de ley federal que exige al Departamento de Justicia que formule orientaciones para los organismos encargados de hacer cumplir la ley sobre la creación de sistemas de denuncia en línea para los delitos e incidentes de odio. “Incluye que esos sistemas sean accesibles para las personas con conocimientos limitados de inglés", destaca.


Paralelamente, Sasanna Yee afirma que su propio viaje de curación del dolor crónico, la ansiedad y la depresión la ha ayudado a ser más compasiva. Practica yoga, Qi Gong y meditación. De esta manera se relaciona con su propio sufrimiento y el de otras personas, según relata.


Junto con su equipo, creó el lema "Los asiáticos pertenecen". Explica que “Esta frase reconoce que hemos sido vistos como extranjeros perpetuos, pero ya no. Estamos reclamando nuestras historias y nuestra voz".


También propone que el parque donde su abuela fue golpeada reciba el nombre de esta ciudadana asiático-americana agredida y fallecida: “Parque de la Paz y la Amistad Yik Oi Huang".

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