La inconformidad de muchos trabajadores con su situación llama a una revisión de la relación con sus empleadores
La huelga de guionistas y actores que paralizó Hollywood forma parte del “caluroso verano laboral” en curso, para algunos observadores se ha convertido en el mayor momento de huelgas desde la década de 1970.
En Los Ángeles, los trabajadores de hoteles y restaurantes están llevando a cabo paros continuados. Al mismo tiempo, los sindicatos de United Parcel Services Inc. Llegaron recientemente a un "acuerdo histórico" para evitar una masiva paralización.
Si las negociaciones fracasan, es probable que los tres grandes fabricantes de automóviles de Detroit se unan próximamente.
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Los trabajadores de Amazon y Starbucks han intentado sindicalizarse y han conseguido algunos logros.
En la mayoría de estos casos, el fondo de la cuestión son los salarios y las prestaciones, en un momento en el que los beneficios de las empresas se disparan, la inflación es alta y la economía es más grande.
Se plantea antonces y una cuestión más amplia: ¿por qué gran parte de las empresas estadounidenses no pueden compensar adecuadamente a sus trabajadores y profesionales?
¿Y cómo deben luchar los trabajadores contra la amenaza de que la Inteligencia Artificial les quite el trabajo?
Visión de cambio
La Senadora del Estado de California María Elena Durazo, relata que alguna vez fue una persona de la clase trabajadora. “Cuando trabajábamos como jornaleros migrantes de pueblo en pueblo, no teníamos hogar”.
Agrega que tampoco tenían acceso a la sanidad y vivían “por un salario de miseria”, pero no porque la industria no pudiera pagarles mejor o porque que hubiera una recesión, sino porque los trabajadores no tenían poder colectivo.
Recuerda que en los años 80 y 90 hubo un gran resurgimiento del poder laboral, cuyos beneficios se sienten hasta hoy. En eso tuvieron representación importante los migrantes y especialmente los latinos.
“Tenían una visión no sólo para hacer frente a los salarios de pobreza y la explotación y la falta de acceso a la atención sanitaria, sino también para cambiar el sistema”, reflexiona.
La legisladora considera que California no sería el estado que es ahora sin el fuerte movimiento laboral de décadas atrás y aplaude la iniciativa de la huelga de escritores.
“Mientras observamos el aumento del activismo y todas estas posiciones valientes que el movimiento obrero está tomando, también debemos medir el poder que habrá como resultado de esas huelgas en lo que significa para el resto de la clase trabajadora”.
Cree que lo más importate del movimiento laboral actual no serán las protestas de 2023, sino lo que surja a partir de ellas.
Empleadores deslegitimados
“Hay muchísimos latinos en Texas, pero no están organizados ni lideran el movimiento obrero como en California. Es un estado mucho más conservador, esperemos que eso cambie”.
Así se expresa Nelson Lichtenstein, catedrático de investigación del Departamento de Historia de la UCSB, dirige el Centro para el Estudio del Trabajo, la Mano de Obra y la Democracia.
Detalla que, entre los años 40 y 70, ocurría cada año lo que está ocurriendo hoy “y eso enviaba un mensaje a los empresarios”. Razona que por eso mantuvieron sus salarios y prestaciones más altas.
Agrega que tenemos un mercado laboral con desempleo muy bajo, de 3,5%. “Eso significa que si no te gusta tu empleo puedes ir a huelga, o intentar formar un sindicato o encontrar otro trabajo”.
También considera que la pandemia deslegitimó el liderazgo de muchas organizaciones, empleadores e instituciones públicas. “Hay una sensación de que hubo un fracaso,
para proteger a la gente que trabajaba”.
Lo compara con lo que se vivió a principios de 1930, durante la Gran Depresión.”Se suponía que las grandes empresas debían mantener buenos empleos para la gente”. Dice que algo similiar sucedió también en la era de los Derechos Civiles, “cuando se esperaba que los empleadores trataran a la gente de manera justa”.
Cree que en los trabajadores hay un sentido justificado y moral de sentirse agraviados por los empresarios. También considera que es bueno tener todas las nuevas tecnologías, “pero por sí solas no han hecho nada que por sí mismo sea beneficioso para los trabajadores”.
También le llama la atención que en la actualidad atletas, artistas e intelectuales formen sindicatos o apoyen su creación.
Reivindicaciones para trabajadores de hoteles
Ada Briceño, copresidente de UNITE HERE Local 11, representa a más de 30 mil trabajadores de hoteles de los condados de Los Ángeles y Orange, además de Arizona. Para ella, los salarios, las pensiones, la asistencia sanitaria y la carga de trabajo son los principales problemas del sector.
Otro asunto que enfrentan los trabajadores es no disponer de un alojamiento para descansar entre sus turnos. Por ello, hacen “couchsurfing” o duermen en sus autos, o hacen turnos en habitaciones alquiladas.
“La industria hotelera está obteniendo beneficios récord mientras los trabajadores luchan contra la inflación y el insoportable costo de la vivienda”, lamenta Briceño.
El sector ha tenido huelgas en Pasadena, en el centro y en el aeropuerto de Los Ángeles, en Santa Mónica, en Anaheim, en Irvine, en Dana Point, en Beverly Hills y en muchas otras ciudades.
Según la vocera, la acción ha provocado cancelaciones por parte de la Asociación de Gobernadores Demócratas, la vicepresidenta Kamala Harris, Japanese American Citizens, la Fundación W.K. Kellogg y Snoop Dogg.
Por su parte, Lucero Ramírez es una trabajadora hotelera que participa en los paros. Labora en el Waldorf Astoria de Los Ángeles y dice que quiere un sueldo mayor para vivir mejor. “Me preocupa una pensión”. Luego de la pandemia, desea que los trabajadores se aseguren la asistencia sanitaria para el futuro.
Dice que es un trabajo duro limpiar seis habitaciones grandes al día. El hotel es de lujo, con mármoles y alfombras, por lo cual requiere de mucha atención.
Lucero gana 3 mil dólares al mes, paga mil cien de alquiler y mantiene a sus padres ancianos. Su temor es tener que mudarse en algún momento, porque el precio de la vida en Los Ángeles sigue subiendo.
Detalla que muchos de sus compañeros de trabajo tienen que conducir 2 o 3 horas porque no pueden permitirse vivir en la ciudad.
Los escritores, los pioneros
Jorge Rivera, Vicepresidente del Comité de Escritores Latinx, WGAW/Guionista y productor de televisión, relata que ahora los guionistas trabajan apenas unas 10 semanas al año, y eso con suerte. Sus ingresos no le dan como para sostenerse. Lo mismo sucede con los actores.
Todo cambió con la llegada de la TV a través de plataformas. “Hubo un tiempo en que los trabajos estaban bien pagados en Hollywood”, recuerda.
Continúa diciendo que, a excepción de las estrellas y escritores de renombre, la mayoría de los 11 mil guionistas y actores del Hollywood actual son trabajadores eventuales que apenas alcanzan los 24 mil dólares anuales mínimos para obtener beneficios de salud.
Antes de llegar a la situación actual, trabajó en varios empleos no sindicados, produciendo historias de crímenes para Fox y Discovery Channel. Luego se afilió al Sindicato de Guionistas de Estados Unidos, donde ahora es vicepresidente del Comité de Escritores Latinx.
Rivera señaló que los estudios ganaron unos 200 mil millones de dólares el año pasado y que los trabajadores del gremio piden un 2% -unos 450 millones- “para mantener a todos financieramente enteros”.
También teme que los estudios planean utilizar herramientas de inteligencia artificial en la producción. “Se habla de la posibilidad de que la IA sustituya a directores, actores y guionistas. Creo que afectará a muchos otros sectores laborales después de nosotros”.
La consultora Mackenzie publicó recientemente un informe que indica que para 2030, el 30% de todas las horas de trabajo se verán afectadas por la inteligencia artificial. Así que un gran número de trabajadores se enfrentarán en el futuro a lo que actores, guionistas y directores se enfrentan hoy.
“Sólo quiero transmitir un mensaje de solidaridad a mis hermanos del sindicato hotelero. Todos ustedes se merecen exactamente lo que están pidiendo”, afirmó el escritor.
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