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Violencia doméstica y su impacto en los niños

La doctora LaTonya Wood es Ph.D. y directora de Formación Clínica en el Programa de Psicoterapia en Pepperdine University de California. "Anteriormente hemos considerado a los niños y adolescentes como simples testigos de la violencia doméstica y no como víctimas”, dice. “Pero sabemos que estos hechos ocurren dentro de un sistema familiar y afecta a todos los que están dentro".



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Pexels - Pixabay


Agrega que cuanto antes se expongan los niños a la violencia doméstica y cuanto más tiempo la padezcan, tienden a tener peores desempeños y más dificultades a largo plazo. También advierte que los bebés y los niños pequeños, que están en una etapa de aprendizaje, pueden mostrar una regresión. “Se puede observar un retraso en su lenguaje o incapacidad para hablar", explica la experta.

También puede suceder que no quieran ir al colegio, pero la razón puede ser el miedo a lo que les pueda pasar a sus padres si se quedan solos.

Wood acota que el logro académico es una de las principales inquietudes en cuanto los niños en hogares violentos, porque cuando ellos están expuestos a la violencia, pueden ser más propensos a meterse en problemas en la escuela y encontrar más difícil el concentrarse en el aprendizaje.

Señala que las consecuencias perjudiciales son permanentes para su salud física y mental. “Pueden adoptar un comportamiento violento como mecanismo de defensa ante un conflicto o una agresión causada por otros”, adelanta.

Y concluye: "Los niños toman como modelo lo que han visto: los problemas se resuelven mediante la agresión, las emociones se expresan a través de la agresión y las necesidades se satisfacen a través de la agresión".

Cifras alarmantes

Un estudio de 2019 que examinó los homicidios de niños entre 2005 y 2014 descubrió que el 20% de las víctimas fueron asesinadas en casos relacionados con la violencia de pareja. Esta es apenas una de las escalofriantes estadísticas que comparte Shikha Hamilton, Directora Nacional de Promoción y Movilización de Brady United para Terminar la Violencia por Armas de Fuego.

Según ella, la presencia de un arma en una situación de violencia doméstica aumenta el riesgo de homicidio en un 500%. Por si fuera poco, 4,6 millones de niños viven en hogares con acceso a armas de fuego sin llave o sin supervisión y el 75% de estos niños sabe dónde se guarda el arma en su casa.

La vocera revela que las muertes por arma de fuego de niños que manipulan un arma saltaron un 31% durante el inicio de COVID-19, en comparación con el año anterior. Una situación sin duda potenciada por las cuarentenas, que también exacerbaron los incidentes violentos en los hogares.



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Kat Smith - Pexels


En Estados Unidos y siempre según la misma fuente, el 60% de los tiroteos masivos entre 2014 y 2019 fueron relacionados con violencia doméstica o perpetrados por individuos con un historial al respecto.

“En este país las mujeres tienen más probabilidades de ser asesinadas por sus parejas íntimas que por cualquier otro tipo de violencia", sentencia Hamilton.

Y continúa: "Una de cada tres latinas experimenta violencia doméstica en su vida. También padecen la tasa más alta de feminicidios relacionados con este problema, en comparación con cualquier otro grupo étnico o racial".

El homicidio es también la principal causa de muerte en Estados Unidos entre las mujeres negras de 14 a 45 años. Ellas también tienen el doble de probabilidades de ser asesinadas por un cónyuge, y cuatro veces más probabilidades de ser asesinadas por un compañero sentimental que las mujeres blancas.

Cómo sanar

"Todos los niños afectados por la violencia doméstica pueden sanar en el contexto de sus relaciones con los cuidadores, la familia, la comunidad y, muy importante, su cultura".

Así lo asegura Leiana Kinnicutt, Directora del Programa para Niños y Jóvenes de Futures Without Violence o Futuros sin Violencia.

“Hay una cosa que podemos tener segura: las armas en este tipo de situaciones hacen que la violencia tenga muchas más probabilidades de acabar en muerte”, alerta.

Ellos han identificado cinco factores de protección que promueven la curación y el bienestar, los cuales son condiciones más seguras y estables; conexiones sociales, culturales y espirituales; resiliencia y mentalidad de crecimiento; interacciones parentales y de niños enriquecedoras y finalmente, habilidades sociales y emocionales.

La especialista llama a abordar la sanación de los pequeños afectados por estas circunstancias desde un punto de vista multifocal, para tener en cuenta todos los elementos involucrados.

También aconseja centrarse menos en los incidentes individuales de violencia y más en el contexto en el cual se producen.

Para ella, un verdadero llamado a la acción a los programas de trabajo social y a las instituciones educativas superiores “es que abran más puertas para que la gente de la comunidad pueda obtener títulos”.

 
 
 

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